Bueno, ella no iba mucho al centro comercial. De hecho, solo gustaba de ir a bobear por los libros, revistas y películas; ya comprar la comida no era muy de su agrado. Pero ahora que ya no vive sola, tiene que abastecerse y llenar la alacena y el refrigerador porque pues ella ya no será la única que coma en casa.
Entrando ya tenía planeada toda la lista de lo que debía comprar, pero algo hizo que se desviara del plan original y se fuera a...
-¡Peluches! ¡Qué lindos! - corrió hacia la sección de los peluches mientras los veía con detenimiento como si de una chiquilla se tratara. Está de más mencionar que tiene una extraña obsesión por los peluches, literalmente podría gastar toda su fortuna y vender su riñón con tal de tener uno