En Casa

Me asombré un poco al ver la reacción negativa de las dos. Arqueé levemente la ceja y ladeé la cabeza hacia un lado, apoyándola así en el marco de la puerta. Negué yo con la cabeza esta vez contradiciéndolas.

- No quiero causar más problemas... - dije, aunque creo que les daba un poco igual ya que, Shizuka parecía que quería que me quedase. Me dejé hacer por el momento. Cuando me agarró la mano, me quedé un poco estático en el mismo sitio, pero después de todo, no debía contradecirla demasiado, me había dejado dormir en su casa, por encima en su habitación incomodándola, aunque yo la había salvado, así que estábamos en paz. Me senté en el sillón a su lado, no entendí porque se había sentado en el reposabrazos, había un sitio bastante amplio a mi lado.

- Sí, no estaba desordenada... es mejor que dormir en una azotea solo ._. - comenté cruzándome de brazos, apoyando completamente mi columna en el respaldo del sillón, al ver que ella se estaba cayendo, como acto reflejo, cuando lo hizo encima mía, la abracé levemente de la cintura, viéndola desde bastante cerca. De repente, aparté mis brazos de su cintura y me eché un poco atrás, ella también hizo un movimiento rápido, sentándose de nuevo en su sitio.

- Pe..perdón. - dije al unísono con ella, sonrojándome levemente otra vez. - No quería... incomodarte más.. por eso decidí irme a primera hora. - dije desviando levemente la mirada.

¿Me iba a intentar vendar? ¿Para qué? La herida era interna, dudé que con una venda se me pasase, pero bueno, si le hacía ilusión... Suspiré de nuevo y agarré los bordes de mi camiseta, quitándomela. La lancé a mi lado, ya que había mucho sillón donde colocarla. Tenía un moratón en la boca del estómago tan grande como un balón de fútbol, era como si me lo hubiesen estampado a presión, posiblemente, aunque yo no me hubiera dado cuenta aún, alguna costilla debería estar afectada, aunque no sentía dolor ninguno.

- Yo te sigo diciendo que no te iba a dejar allí.. - dije bajando la vista un poco. Aparte de l moratón XXL, también había unos golpes colaterales, fruto de cuando estaba en forma lobo riñando con la pantera, las embestidas no eran flojas.

- Un... un poco. - dije echando la cabeza atrás, cerrando los ojos al sentir las delicadas caricias de sus manos sobre el moratón, en cierta parte me dolía al tacto, pero me sentía un poco aliviado la verdad. - P..pero da igual, no te molestes... ya se me curará solo... tengo esa pequeña habilidad. - comenté volviendo a echar la cabeza hacia adelante, mirando a Shizuka.

Negué con la cabeza ante su disculpa y giré la vista hasta encontrarme con su hermana, parecía traer algo en la mano ¿qué sería? la seguí con la vista hasta que le dio el frasco a Shizuka y se sentó a ver la tele. Miré el frasco arqueando la ceja y me crucé de brazos al verlo.

- ._. Trataré de no asquearme mucho. - murmuré para mi mismo agarrando el frasco. Bajé la mirada al instante cuando ella comenzó a vendarme el torso de arriba a abajo, solo era una zona, bastante grande, menudo trallazo me había dado el cabrón gigante ese. Me bebí el líquido de ese bote e intenté, lo primero, no echarlo por la borda y lo segundo, aguantarme las ganas de poner cara de asco, aunque no podía distinguir muy bien su sabor. Apoyé mi mano sobre mi estómago y agarré la camiseta, poniéndomela después de que ella había acabado con las vendas.

- Gracias Shizuka.. - agradecí levemente sonrojado, me levanté negando con la cabeza ante su pregunta. - Ya os dejo tranquilitas, voy a por mis cosas... - dije acomodándome la melena, así echando algunos mechones de pelos que se habían quedado cogidos dentro de la camiseta. Me giré y caminé rodeando el sillón hasta, por otra vez metiéndome en la habitación de Shizuka a recoger mis cosas.

¿No los maté?... Debería haber acabado con la vida de esos Masters, seguro que vienen a por mi carne de lobo, que martirio, ya me están persiguiendo como las otras muchas veces que he estado en ciudades, pero esta vez no escaparé. Seguía sintiendo como si me hubiesen secuestrado, yo creo que era mejor que me escapase, dado que, si iban a por mi, y las tenía cerca, podían salir dañadas de rebote, y tampoco quiero eso. Antes de encaminarme del todo a la habitación de Shizuka por décima vez, me paré al sentir el tirón de mi camiseta. Me giré y la miré, siguiéndola a la cocina. Me quedé de nuevo en el marco de la puerta, sin pasarme mucho de el límite entre el pasillo y la cocina.

- En serio... no hace falta que me sigáis teniendo aquí ._. - mascullé como pensando en alto, intentando decírselo, pero seguro que se negaba, lo más probable que ponga escusas y más escusas.

- A mi me da igual, como de todo.. - comenté frotándome la tripa, ese líquido me daba cierto ardor intestinal, sabe dios de que estaba hecho. Escuché su pregunta y alcé la mano, adentrándome en la cocina, seguro que su hermana estaba concentrada vigilando, no había porque molestarla.

Escuchaba muy bien los ruidos de los pasos provenientes del techo, cosas de ser un canino con oído agudizado. Me dispuse a ayudar a cocinar a Shizuka, o intentarlo al menos, no era muy experto en la cocina, solía quemar todo lo que cocinaba o mismo, quemar la cocina, aunque nos fideos no creo que sean cosa de ciencia. Arqueé la ceja ante la repentina acción de Shizuka de cerrar el fuego y salir corriendo. No me interpuse, pero a mi nariz, empezaron a acercarse nuevos olores, supuse ya al momento lo que eran, para la repentina reacción de la chica. Caminé de forma apresurada hasta la habitación de la chica y me puse la chaqueta, acto seguido la espada la enganché bien en mi cintura. Salí de la habitación a paso rápido pero antes de llegar al salón, me tropecé con algo, cayendo así al suelo. Antes de darme de cara, apoyé las manos y miré hacia atrás, maldiciendo con el objeto que me había tropezado.

- Pero que coj... - mascullé, al girarme, una especie de bicho con forma de humano, con guantes de boxeo tenía cargado un puñetazo con pinta de ser MUY bestia. Como acto reflejo, desenvainé mi espada y la coloqué por delante para bloquear el golpe, pero me fue un poco inútil. Fue con demasiada potencia ese golpe, salí despedido hacia atrás, chocando con la pared de la casa llevándomela por delante. Salí disparado de la casa, formando un boquete en la pared, mi espada, que tenía en mi mano salió volando literalmente hasta clavarse en el suelo, no muy alejado de mi, pero a una distancia considerable. Posé mi mano sobre mi estómago y me revolqué un poco en el suelo, teniendo efectos secundarios por el gran golpe de la playa.

Sentía como mi estómago daba tembleques seguidos con intención de reventar, y algunas costillas mal puestas, el puñetazo había hacho efecto en mis brazos al sostener la espada, y mi espalda había sido machacada contra una pared. Abrí los ojos levemente, lo justo como para ver salir volando a Shizuka ahora tras haberme defendido. No me podía mover muy bien, el dolor me frenaba las fuerzas para ponerme en pie y luchar de nuevo. Cada vez veía más cerca al gigante, pero de forma borrosa. Un puñetazo iba a recibir cuando de nuevo, la espada de Shizuka me defendió. Como un impulso, me hizo levantarme de un salto, agarrando por la cintura a Shizuka apartándola de el gigantón, así haciendo que su golpe pasase de largo. Sin soltarla, pegué un salto bastante exagerado hacia atrás, apartándola del peligro y solté su cintura, adelantándome algunos metros.

- Esto ya es personal. - mascullé divisando de reojo la espada. Al gigantón la vio también y comenzó a correr en su captura, para usarla contra mi. Yo no dudé en correr también a toda pastilla. En medio del sprint, salté al aire y me convertí en lobo, aplicando mi velocidad para llegar mucho antes que él. Agarré la espada con la boca y me puse en posición de salto. Antes de que me llegase a dar otro puñetazo suyo, salté, impulsándome de nuevo sobre su brazo y pegué un salto más rápido, cayendo por detrás suya rajándole la espalda. El gigantón se quejó de forma sonora, yo sonreí en forma lobuna y corrí de nuevo hacia Shizuka, para mantenerla protegida. En ese momento, me volví a transformar en humano, agarrando con la mano esta vez la espalda.

- Ve a cuidar de tu hermana, creo que es más importante que yo. - dije de forma cortante, aproximándome otra vez al gigante.

Cerré los ojos esperando vovler a salir despedida, pero noté como me zafaban de la cintura, recordando algo que había pasado muchos años atrás, cuando yo tenía 12 años, me volteé y me soprendí al ver a Nathan cogerme. Decía que aquello era personal, y lo resptaba, pero sus siguiente comentario me hizo morderme el labio inferior.

- Tú tambien eres importante..

Murmuré para mi misma, audiblemente. Otro escalofrío me recorrió la espalda, em temía lo peor, me volteé y efectivamente, encontré lo que me esperaba. Un tercero.. Me limpié la sangre de la comisura del labio con el puño y me volteé. Eran de nuevo una pantera y ahora una mujer morena, con una diadema y el eplo afro, me entraban ganas de reirme solo con verla, pero ella parecia mirarme con bastante odio.

- Chakal, esta fué la que mató a tu hermana?

La pantera rugió, yo puse mi espada en posición de defensa y los miré, la chica levantó lentamente la mano y repentinamente me señaló, tal como si se tratase de una señal la pantera corrió hacia mí y dió un salto, pretendiendo caer sobre mí. Obviamente, correr no me iba a slavar, por lo que puse la espada por medio horizontalmente. Esta pantera atmbien tenia los dientes como un dintes de sanble, tragué saliba y noté como el impulso de la pantera me tiró al suelo, con el animalucho negro encima, mi espada separaba su mandibula de mi cuello. Hicé fuerza pero los brazos me temblaban, el golpe del costado no me habia sentado muy bien. Sus patas estaban a cada lado de mi cara, y podía notar su agitada respiración, hice fuerza y logré tirarla para atrás, pero mi habilidad en la espada era pésima.

- Venga Chakal, mátala.

Parecía una extrangera, y lo era, sus morros remarcados y orteramente pintados llamaban la atención, de nuevo la pantera se lanzó ontra mi, esta vez intentó destriparme con una garra, puse la espada por medio, haciendo que chocase con esta, pero misteriosamente mi fuerza fue menor y caí de lado, dándome contra el suelo en el costado adolorido.

Caminé de forma decidida hasta el gigante pero me paré a mitad de camino al escuchar su susurro. No miré hacia atrás pero bajé un poco la vista, pensando bien lo que iba a decir.

- Me importas muchísimo Shizuka, ten cuidado. - dije en voz alta, para que me escuchase, acto seguido, aligeré el paso comezando a correr hacia el gigante, él se puso en pose defensiva. Arranqué la batalla asestándole un golpe en el puño, amagó con darle un puñetazo a la espada pero la agarró, pero por suerte, pude salvar la situación aplicándole más velocidad al golpe para esquivar su mano. Acto seguido, ya que mi espada estaba baja, la giré para que el filo mirase hacia arriba y la levanté, así produciéndole un corte a gran escala en el brazo al gigantón. Este se quejó, pero con la mano izquierda me arreó un batacazo, lo esquivé con facilidad. Salté hacia atrás dando una voltereta en el aire viendo como una pantera negra estaba encima de Shizuka ¿Un tercer servant? ¿Pero que era esto?. Desvié también mi mirada hacia Himeko, parecía estarlo pasando mal, me desconcentré por completo que no pude ver venir aquel puñetazo que podría haber sido el ultimo de mi vida. Recibí un puñetazo directo al pecho, y uno muy, pero que muy fuerte, descentrándome por completo. Antes de salir volando como la ultima vez, el gigantón me agarró de la pierna y me estampó con saña contra el suelo, cosa que hizo que se me redoblara el dolor de estómago, acto seguido, sin soltarme, comenzó a girarme como un animal lanzándome lejos ( Tiro de dragón de Goku, DBZ véase (?) ) pero la cosa aún no había acabado. El gigantón desapareció como de la nada y ya estaba esperándome en la otra punta del jardín, arreándome así un mamporro en toda la espalda, lanzándome contra el suelo. Yo ya no sabía que pensar, si estaba viendo mi cuerpo como si fuese mi alma o directamente, que seguía vivo. Mi mano se quedó sin fuerzas, lo que hizo volar la espada esta vez bastante más lejos que antes.

- ¡Maté al chucho, lo maté! - gritó confiado el gigante, yo ya ni me podía mover, más de un hueso estaba roto.

Mi corazón poco a poco dejaba de latir, demasiados golpes, mi estado era pésimo. Las costillas rotas se habían cruzado entre si clavándose en distintos lados, lo que me producía un dolor interno muy, pero que muy grande. No podía ver nada, tenía la vista en blanco, solo veía vagas figuras en un fondo oscuro, incluso, veía una luz lejana, esto ya se estaba empezando a parecer a una película. También era capaz de escuchar las risas sonoras de los masters y los golpes contra las cosas de mis dos amigas, tenía que hacer algo, pero mi cuerpo ya no era capaz de responder a los impulsos eléctricos que venían del cerebro. Notaba el olor a sangre, a sangre fresca cerca de mi. Escuché el alarido del gigante, para mis dentros intenté sonreir, al ver que supuse que le habían dado bien duro, aparte de que el golpe suyo de caer contra el suelo me hizo retumbar lo poco que quedaba de mi en ese momento. Intenté abrir los ojos al sentir el tacto de la mano de alguien contra mi mejilla, era de Shizuka, podía distinguir su olor a duras penas. Tenía ganas de abrir los ojos para poder verla, pero no respondía a eso. Como bien había dicho antes, me estaba como desangrando, pero por dentro.

- Vamos.. muévete Nathan... - pensé como puede. A mis oídos llegaron las palabras de Shizuka, la situación estaba empeorando por momentos. Intenté levantarme de vuelta, pero no podía responder a ello. Me concentré lo máximo que pude, y con mis ultimas fuerzas, cambié poco a poco a mi forma de lobo, no podía dejarlas ahí, me sentía como un héroe a punto de perder, que por un chute de motivación, volvía a la carga renovado. Abrí los ojos poco a poco divisando la vaga presencia de Shizuka, me fijé en su pierna, como estaba desgarrada, esto era fatal, necesitaba volver. Cerré los ojos y apliqué sin querer mi habilidad secundaria, la regeneración. Dentro de mi, mis huesos poco a poco se fueron uniendo, pero no quitándome ese dolor y la sangre perdida, pero al menos, seguiría con consciencia un buen rato. Me levanté a duras penas del suelo, sin que Shizuka se diese cuenta, la pantera negra venía corriendo ciega de venganza a por ella. Abrí la boca con intenciones de saltar contra ella, y así hice. Pegué un salto bastante exagerado para chocarme con ella en el aire, ella me mordió un poco el costado, y yo directamente fui a por una parte vital, el cuello. Mordí con saña su cuello arrancando parte de este. Por dolor, ella soltó mi costado y pude dar un salto atrás.

- Jódete pantera de mierda... - pensé escupiendo el trozo de cuello que le había rebanado con la boca ensangrentada. El dolor interior que tenía era sobrehumano, pero podía aguantarlo, tenía que hacerlo.

- ¡Sigue vivo, chucho del demonio! - miré hacia la master y sonreí de forma socarrona, comencé a correr a toda pastilla para ayudar a Himeko, no sabía muy bien por donde estaba el tío de los hilos, me guié por el olor y para asegurarme, lancé una bola de fuego bastante grande por mi boca, impactando con el cuerpo de servant aquel haciendo que se apartase. Me acerqué a Himeko y comprobé su estado como pude, no podía hablar aún...

Caminando por la cuidad, luego de enfrentarme con un par de sombras mandadas por Caster, paso enfrente, de una casa, en ellas muchas auras poderosas se enfrentaban, me acerco algo ansioso, ya que aquellas sombras, me habian desepcionado bastante, me acerco bastante para distinguir muy bien a los luchadores, algunos estaban luchando con espadas, eso hizo que mis ojos relucieran, me percato del aura de Himeko, un enorme servent estaba pelendo con ella, pero en ese instante un lobo estaba a su lado, parecia aliado de ella, me acerco por el medio del campo de batalla, caminando como si nada, todos los master me quedaron mirando, luego de caminar, llego hasta donde estaba Himeko-san, muy dañada, al igual que su compañero, me arodillo, y poso mi mano en su hombro y le tranpaso un poco de mi nen y digo
Hola Himeko-san, le parece bien si le presto mi ayuda,, luego desenfundo mi katana, aquel servant gigante, que habia retrocedido por el ataque del lobo, corria para darnos otro golpe, el cual detengo con mi katana como si nada, luego lo tiro con la fuerza de mis brazos y digo, Kou y toda el aura de mi cuerpo se va a mi katana, luego empiezo a atacar al servant gigante, el cual ya estaba bastante herido, luego de unos ataques le corto una de sus manos, la cual cae pesadamente al suelo, la sangre brotaba de su brazo, luego digo Magia fulgor y la mano se quemo isntantaneamente, luego miro a los masters que se encontraban a mi alrededor y digo
Eso es todo lo que tienen para mi, es muy aburrido hasta las sombras de Caster me dan mas pelea
Al oir el nombre de Caster algunos master, se pusieron palidos y dieron un paso atras, pero los otros los apoyaron diciendo
No se preocupen, el es solo un servant, no tienen porque temerle.